miércoles, 28 de octubre de 2015

Nuestro compañero Miguel Angel ha representado al C.C. LA PURISIMA el pasado domingo 25 de Octubre y nos ha enviado la siguiente


CRONICA DE LA “X MEMORIAL LEON SANCHEZ GIL”

El día ha amanecido nuboso, gris y con llovizna que ha hecho que el desplazamiento hasta Mula haya durado más de lo previsto y haya tenido que ocupar un puesto bastante retrasado en la salida y por más que estiro el cuello no consigo localizar ninguna equipación roji-negra típica del C.C. La Purisima. Finalmente, y por diversos motivos, he sido el único representante del club en esta marcha.

Tras la salida voy ganando puestos con precaución, la carretera está empapada y evito ir muy “a rueda” por seguridad y para no ponerme perdido. Pasado El Niño de Mula el grupo se resquebraja: ¿Qué pasa aquí?. Pues que comienza el “tramo libre” que al final sería durante los casi 100 Km. restantes, hasta la meta, así que toca emplearme a fondo por la carretera rompepiernas y zigzagueante que lleva hasta las cercanías de Bullas. Tras un par de kilómetros a rueda de Luisle (sin arrimarme mucho por temor a causar un percance de repercusión mediática), los cuatro integrantes del grupo en que me encuentro iniciamos la persecución de un numeroso grupo que llevamos en el horizonte más próximo. Durante algunos minutos de los empleados en los más de 10 km. de persecución hasta que logramos alcanzar al grupo ha llovido intensamente, y en cuanto han notado nuestra presencia aceleran el ritmo “como si detrás de cada curva estuviera el alto de la montaña”, dice uno, cuando lo cierto es que la cadena de repechos era interminable.

La parada en el avituallamiento que hay tras coronar el alto es obligada, y la recuperación de fuerzas muy escasa, como me informan enseguida las continuas subidas que hay a continuación. Este tramo desde el avituallamiento hasta la meta lo he hecho en compañía de Fernando, del CC Mar Menor y nos hemos integrado en un grupo que, tras pasar por Aviles (de las tierras altas de Lorca), acelera la velocidad de crucero. La compañía de un muleño incondicional de Luisle por su equipación del Astana nos ha servido para conocer todas las curvas, baches y paisajes del recorrido.

Pasado el rio Mula nos alcanza un grupo de 15-20 integrantes que nos han llevado casi hasta la meta. El último repecho lo hago con calambres y finalmente entro en meta junto a Fernando unidos por un cordial abrazo del que me aprovecho para que sea él quien dé las últimas pedaladas.

En definitiva, una prueba libre al estilo Moratalla, con menos desnivel, menos kilómetros y sin grandes puertos, pero bastante exigente y para la que también hay que ir física y mentalmente preparado.

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